LÍBRANOS DEL MAL (Jimin x JungKook x Yoongi) - Capítulo 12

 CAPÍTULO 12


YoonGi POV:

 

-¡Te dije que no me lo invento! –Una vez más esta semana discutimos por el mismo tema. Ni siquiera hace un esfuerzo por escucharme.

-Si sigues con las estupideces del fantasma voy a… -Levanta su mano intentando agredirme pero lo detiene en todo lo alto. Ambos discutiendo en la habitación, se nos ha ido de las manos. Yo no le tengo miedo a él sin embargo no digo lo mismo del hombre que me atormenta.

Baja su mano de nuevo como cada día olvidando la importancia de la situación. Pero al hacerlo de golpe, el dorso de su mano choca con la bola de cristal y cae al suelo. Esta rueda por el suelo y los mecanismos que contiene chirrían produciendo en mi corazón un dolor muy fuerte.

-¡¿Has visto lo que me has hecho hacer?!

-¡¿YO?! –Rápido la recoge y de repente veo el pequeño rostro del gato asomarse por la puerta curioso del por qué de nuestros gritos.

-¡Sí! –Mira al gato-. ¡Vete de aquí, Kookie! –Mi cerebro parece dañado al escuchar aquello. No es su nombre.

-¿Kookie? ¿Él no se llama…? –Me interrumpe mientras mira detenidamente el cristal de la bola para comprobar que el agua no se va.

-¡Es galleta en inglés, idiota!

-Kookie… -Repito para mí.

-Mírate. –Me dice regresando la bola a su sitio-. Pareces un loco.

-Yo no soy quien cuida más de una estúpida bola que de mi prometido.

-Qué bien. ¿Ahora soy tu prometido? –Sonríe como si hubiera sido yo quien le hubiera propuesto matrimonio.

-¿Qué tiene esa bola que tanto te importa? –La señalo asqueado-. ¿Y ese cofre bajo la cama?

-Son objetos importantes para mí. ¿No lo entiendes?

-Tú eres importante para mí, pero ya veo que no hablamos de lo mismo. –Le doy la espalda y salgo del cuarto cogiendo al minino en mis brazos. Al parecer él es el único que me cree y sabe de lo que hablo.

-¡Trae eso aquí! –Viene a mí y me quita desesperado el gato de mis brazos pero este al sentirse incómodo huye de nosotros para esfumarse.

-¿El gato también? ¡Genial! –Alzo los brazos al aire desesperado-. ¿Y lo siguiente qué?

-Márchate. –Dice mientras se sienta en el sofá ahora despreocupado y enciende la tele.

-¿Cómo? –Sonrío gratamente sorprendido por sus palabras.

-Lárgate. ¿No me entiendes? –Sin pensarlo demasiado voy al cuarto, recojo la cartera, las llaves del coche y un abrigo que pongo sobre mis hombros. Una ira que jamás había sentido recorre todo mi cuerpo obligándome a dirigirme por ella. A grandes zancadas camino a la puerta.

-Me suplicarás que regrese. –Se ríe sin mirarme y con ese sonido doy un portazo.

No tardo en llegar al coche aparcado en la calle y salgo a toda velocidad de ahí. Nunca antes habíamos discutido de esta manera y menos me había pedido que me marchase así. Apenas me pide matrimonio y ya nos estamos tirando de los pelos. ¿Ha sido porque le dije que veo fantasmas o el culpable ha sido él por sus extrañas obsesiones?

Solo espero que esto no sea más que una tontería por la presión que suponen los anillos en nuestros dedos y nada más.

 

 

No es de noche aun pero si la hora de cenar y llevo una hora conduciendo sin rumbo. Paro en un sitio de comida rápida con el parking vacío. Salgo del coche y entro para pedir algo que me quite el hambre y no me cueste mucho dinero. Cuando me están atendiendo y preparando la comida le pregunto a la que me ha apuntado el pedido.

-Disculpa, ¿puedo tener toda la noche el coche aparcado? –Al principio la chica me mira entrañada pero acaba asintiendo. Ya tengo un lugar para dormir.

-Pero le aviso, el restaurante cierra a las diez. –Dentro de dos horas.

-Perfecto, no se preocupe.

Antes de que me sirvan una comida repleta de grasa y con aspecto repugnante ya recibo el primer mensaje de Jimin.

¿Dónde estás? Vuelve a casa.

Hago un dulce puchero con los labios pero niego con la cabeza porque aún me parece demasiado enfadado y borde. Me encojo de hombros y aparto el móvil de mi vista para que pongan ante mí esta repugnante mezcla de carnes que se atreven a llamar delicioso. Apenas doy un muerdo ya me siento lleno y tras veinte minutos mi móvil vuelve a sonar.

Deja de hacer el idiota, Yoongi. Si vienes ahora tienes sexo esta noche.

Se ha rebajado a recompensarme con sexo pero aun así me parece insuficiente e imitando mi gesto de la otra vez, dejo de darle importancia.

 

 

Miro por la ventanilla del coche desde la parte de atrás mientras un hombre baja la trapa y apaga las luces del restaurante dejándome a mí solo al parecer a kilómetros a la redonda. Suspiro y cando las puertas del coche y enciendo la calefacción al menos un rato para entrar en calor. A fuera ya empieza a escarchar y poco a poco muere todo inducido por la noche de invierno.

Me tumbo en la parte de atrás y me tapo con una manta del maletero mientras reviso los mensajes de Jimin en el almacenamiento.

 

¿Dónde estás? Vuelve a casa.

Deja de hacer el idiota, Yoongi. Si vienes ahora tienes sexo esta noche.

Contéstame. Sé que lo lees.

Muy bien, si quieres volver ya no te dejo entrar.

Hyung, por favor, vuelve a casa, estoy preocupado.

Este es el último mensaje, regresa y no me enfadaré.

Ahora sí que estoy enfadado, más te vale que no vuelvas. 

 

Suspiro cuando, mientras leo sus bipolares súplicas mal improvisadas leo su nombre en la pantalla porque me está llamando. No me queda otra alternativa que descolgar la llamada y esperar que hable él primero para saber que tal anda su humor.

-¿Yoongi? ¿Yoongi? –Pregunta con una voz aguda y triste.

-¿Sí? –Contesto simplista mientras me tumbo a lo largo en los asientos traseros mirando por la ventana frente a mí.

-¿Yoongi, estás bien?

-Perfectamente.

-¿Dónde estás? Voy a buscarte.

-He cogido el coche, idiota.

-¿Dónde estás? –Pregunta de nuevo más preocupado que antes.

-Estoy bien. Por hoy no iré a casa.

-¿Cómo que no?

-Me has echado Jimin. –Miro como poco a poco por el calor interno del coche el cristal se torna borroso.

-Lo siento, vuelve, no quiero que estés por ahí.

-Para otra vez, te lo piensas mejor antes de mandarme a la calle. –Le oigo suspirar y sabe que cuando yo me propongo algo soy inflexible.

-Lo siento, al menos, no cuelgues todavía.

-No cuelgo, Jimin.

-Me voy a dormir ya, ¿puedes hablarme hasta que me quede dormido?

-¿Realmente necesitas esto?

-Hyung… -le oigo hacer pucheros.

-¿No será que quieres sexo telefónico?

-Mmm… -Suspiro conociéndolo como a mi propio hijo.

-Tendrás que pedírmelo bien, Jiminie… -Sabe que solo le llamo así cuando quiero que se resigne a mi dominio.

-Hyung… dime cosas sucias… -Mi mano libre va inconscientemente a mi entrepierna para frotar allí.

-¿Qué te estás haciendo? ¿Te estás tocando Jiminie?

-Sí hyung…

-Chúpate un dedito y mételo por detrás. Gime mi nombre Jiminie.

-Yoongiee…. Ah… -Oigo su respiración acelerada y mi polla empieza a palpitar-. Duele, hyung…

-Más profundo, Jimin. –Mi voz es autoritaria una vez saco mi polla del pantalón y roza la manta sobre mí. El interior del coche se pone aún más caliente-. Mete dos.

-Ah… Hyung… Me gustaría tanto que estuvieras aquí para chuparme… -Mi mano ya bombea fuertemente mi polla.

-Escúpete en la mano y mastúrbate muy rápido. –Le oigo escupir y el sonido de la saliva bombeando su húmeda polla es muy caliente y me pone demasiado-. Ah… -Gimo con el móvil temblando en mi mano.

-¿Hyung? ¿Te estás tocando? –Pregunta con la voz más inocente que le he oído nunca.

-S-sí. -Tartamudeo mientras gimo y suspiro.

-He sido malo, ¿verdad hyung? –Suspiro como afirmación-. Me pondré a cuatro y me azotaré. ¿Quieres hyung?

-No. Vas a correrte ya y vas a chuparte todo el semen. No vas a mancharme las sábanas.

-Pero hyung…

-Nada de peros. Ah… ah… -Siento ya el cosquilleo en mi bajo vientre.

-Córrete conmigo hyung… -Y cuanto me gustaría hacerlo pero mientras bombeo miro el cristal empañado y como en él se van formando de manera muy definida unos caracteres que poco a poco forman palabras. No lo está haciendo nadie desde fuera sino desde dentro. Yo no soy, y nadie más hay en el coche. Pareciera que alguien desliza su dedo por el cristal. Leo mientras dejo de masturbarme porque el miedo y la adrenalina controlan una vez más mi cuerpo.

No lo toques

Es mío

-¡Ah… Yoongi! –Grita Jimin en mi oreja mientras mi erección baja y me acurruco bajo la manta con todo mi cuerpo temblando-. ¿Te has corrido, amor?

-Sí. –Digo como puedo a pesar de que es mentira. Ya no tengo ganas de nada más que de salir del coche por patas.

-Buenas noches, hyung. ¿Mañana volverás?

-Sí.

-Por favor, no tardes. No hagas que me preocupe.

-No lo haré. Buenas noches. –Cuelgo sin esperar por más de sus inútiles súplicas y en un intento suicida por verificar lo que mis ojos me muestran me acerco más a la ventanilla y compruebo que las letras, efectivamente son claras y perfectamente marcadas.

Rápidamente voy a la cámara de mi móvil y cuando quiero fotografiar la ventana, en la imagen de mi móvil no hay más que una ventana de coche empañada y mojada. Miro atentamente la cámara creyendo que tal vez no se vean claras las letras pero me equivoco al creerlo porque miro la ventana frente a mí descubriendo que las letras ya no están. Me cuestiono a mí mismo ¿qué pretendía demostrar al fotografiarlo? ¿Qué algo me acosa? No solo suena narcisista sino que perfectamente podría haberlo hecho yo. Suspiro resignado convenciéndome a mí mismo que no son más que extrañas alucinaciones de mi mente saturada de películas y libros de terror.

Tal vez Jimin tenga razón y me esté volviendo loco.

 

 

 

 

 

 

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