LÍBRANOS DEL MAL (Jimin x JungKook x Yoongi) - Capítulo 10

 CAPÍTULO 10


YoonGi POV:

 

Los leves ronquidos de Jimin a mi lado en el sofá comienzan a ser evidentes. Apoya su cabeza en su palma de la mano mientras su brazo se sujeta en el reposabrazos del sofá. Ambos vemos una película que en realidad a mi no me gusta pero él se empeñó en que era divertida, y el idiota acaba dormido. A mí me resulta más aburrida que otra cosa pero doy gracias de tener al pequeño gato aquí en mi regazo para entretener mi mente.

Creo que me estoy enamorando de él, lame mis dedos cuando acaricio su nariz y mueve su cola a medida que mi palma se desliza por su espalda. El anillo en mi dedo brilla y aun más cuando se entierra en su pelo negro.

Le hemos comprado una pequeña camita donde pueda dormir pero ya conocía las extrañas manías de los gatos y prefiere hacerlo en la caja donde vino envuelto. Resignado a su conducta he rellenado la caja con telas para que sea más cómoda y dentro de ella he metido juguetes con los que se entretiene aunque sean incluso más grandes que él.

Con los segundos el gato también cede al cansancio y acaba dormido en mis piernas. Palmeo un par de veces el turgente culo de Jimin y este se despierta sobresaltado mirando a todas partes con media cara enrojecida por estar apoyada en su mano.

-Es tarde, vamos a dormir. –Hago el amago de levantarme y el gato se levanta de inmediato sentándose en el sofá para dejarme espacio. Jimin refunfuña unos segundos pero acaba levantándose y viniendo conmigo al cuarto-. Voy a beber agua. –Digo antes de entrar-. ¿Quieres algo? –Niega con la cabeza y enciende la luz para desvestirse y ponerse el pijama. Yo voy a la cocina alumbrado por la luz que sale del cuarto.

El agua fría no es lo mejor ahora que comenzará el invierno en un par de semanas pero soy incapaz de beberla caliente o incluso del tiempo. Llevo el borde del vaso a mis labios y ya siento el agua rozándolos pero al mirar en dirección de la luz que procede del cuarto una sombra masculina está ahí plantada. Como es lógico solo veo su contorno al estar a contraluz pero es bien definida.

-¿Jimin? –Pregunto sin apartar los ojos pero algo recorre mi espina dorsal cuando innegablemente este no es Jimin. Su altura y su complexión son completamente diferentes. Su espalda más ancha, su pelo más largo y alborotado. Me mira, sé que me está mirando a mí pero yo no muevo un solo músculo esperando que no sea más que un simple delirio de mi cansada mente. Pero sé que no lo es cuando el gato, antes tirado en el sofá comienza a bufar en su dirección.

Mi mano busca a tientas un interruptor en la pared más cercana y al pulsarlo con el corazón a mil por hora todo se ilumina y quien estuviera ahí, desaparece junto con la oscuridad. Él gato no detiene sus maullidos y temiendo que esa cosa sigua ahí vuelvo a presionar el interruptor, dejándome a oscuras de nuevo y descubriendo, una vez más el cuerpo de pie aun más cerca de mí.

Tengo frio. Pero al mismo tiempo un gran subidón de adrenalina me hace sentir en llamas. Todas las historias de miedo que he escrito en mi vida me parecen insignificantes y me doy cuenta que no he sabido interpretar bien lo que se siente cuando te encuentras en una situación así.

No puedo continuar con este sentimiento y de nuevo enciendo la luz liberándome de la pesada carga. Dejo el vaso sin tocar en la encimera y salgo por patas llevándome conmigo al gato que se deja coger muy fácilmente de mis brazos. Llego al cuarto y apago antes de entrar cerrando rápido. Suspiro aun con la mirada en la puerta de cristal intentando ver algo a través pero nada se me manifiesta.

Suelto el aire de mis pesados pulmones aun con las piernas temblando y me giro para gritar frente a un rostro ante mí. El rostro se asusta igual que he hecho yo porque no es otro que el de Jimin de pie frente a mí. El gato salta de mis brazos para correr lejos y al fin respiro tranquilo al saber que era él.

-¿Estás bien? Tardabas y te iba a buscar.

-Estoy… -Miro al suelo sintiéndome flaquear y me dejo cae en su abrazo. Respiro en su cuello y sin duda él se preocupa-. Nada… no pasa nada. –Sonrío intentando tranquilizarle pero coge mi rostro en sus manos y me mira con su cara somnolienta.

-¿Seguro? No tienes buena cara. –Sonrío de nuevo y nos conduzco a la cama. Ambos nos tumbamos y nada más hacerlo me abrazo a él hasta dañarle-. ¿Qué te pasa? –Insiste.

-Creo que me estoy volviendo loco de tantas historias de miedo. –Sonrío triste.

-Ya te lo dije, esto acabará por trastornarte. ¿Qué has visto? Fantasmas. –Comienza a reírse a carcajadas mientras apaga la luz y ambos nos quedamos a oscuras. No puedo evitar aferrarme aún más a su cuerpo y él corresponde el abrazo. No dormiré por horas.

 

 

 

 

 

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