FRENTE A LA COMIDA (Yoonmin / VKook) - Capítulo 2

        Capítulo 2


Narrador omnisciente POV:

 

Aquí estamos nuevamente, sumergidos en un silencio incómodo que nos pone en alerta. Varios suspiros se lanzan al aire por la extraña atmósfera que se ha creado después de la mala conducta de Hoseok y la extraña complicidad de NamJoon con Jeon. El doctor Jin hace lo que puede porque una conversación salga a flote ya que están usando la hora diaria de terapia con el doctor para poder empatizar y consolidar una amistad que al menos les ayude a mantenerse a flote aquí dentro. Fuera, tras la puerta, podemos escuchar el traqueteo de un carro que pasa de largo al otro lado. El sonido de unos pasos lo acompañan y con los segundos desaparece y queda en el recuerdo de los presentes. Ahora el sonido es sustituido por el movimiento del bolígrafo de Jin apuntando algo en el papel y tras terminar, lanza un largo y endeble suspiro que hace que le miremos. Su mirada parece derrotada y con sus ojos recorre la sala parando al final en el chico sentado a su derecha que mira sus manos en su regazo.

–¿Por qué no le hablas un poco de ti, TaeHyung?

El chico llamado TaeHyung ni siquiera se atreve a alzar la mirada y se queda observando, como un individuo al margen, cómo su mano tamborilea nerviosa su pierna en reposo sobre la silla. Antes de tomar aire el chico muerde sus labios y con su otra mano que no parece sumergida en un dogma, se pasa la yema de los dedos por el cuero cabelludo, retirándose, o más bien, cubriendo sus ojos con la línea de su flequillo de color marrón claro y bien alineado. El pelo baila unos segundo sobre su frente y al fin, habla.

–Soy Taehyung, veinte años. –Como si le hubiera costado mucho esfuerzo hablar, traga saliva y hace una mueca con ello. La mano con la que se ha retirado el pelo ahora la posa al lado de la que tamborilea y esta comienza a hacer el mismo ejercicio. Es un acto inocente que incluso lo colma de ternura, pero los pensamiento en su mente no son tan agradables a la vista.

–¿Vas a decirle porqué estás aquí? –De nuevo ese espacio de tiempo en el que coge fuerzas del aire para hablar. Ha descendido el volumen de su voz.

–Soy bulímico. –Al fin, y con estas palabras, se atreve a alzar la mirada a su interlocutor, Jeon, para ver qué expresión ha surgido en su rostro por sus palabras. Una expresión de calma e indiferencia. No se le muestra nada que no supiera que iba a encontrar. Como ha hablado suficiente Jin da por concluido el acercamiento y vuelve a mirar en torno al círculo. Tarda al menos medio minuto en escoger a la siguiente víctima pero mientras tanto nos detenemos en TaeHyung sentado ahora más cómodamente en su silla, librado de la presión de la atención sobre él y la obligación de hablar. En su cuerpo lleva una camiseta de manga intermedia, grande, y con varios cortes por las mangas, al parecer intencionados. Pantalones anchos y del mismo color que la camiseta, negros. Unas sandalias de igual color decoran sus pies. En su rostro no vemos una delgadez extrema, más bien una falta de ánimo y alegría. Está bajo el peso de una depresión que lleva arrastrando desde los siete años, en el momento en que presenció el asesinato de su madre a manos de su padre.

Su enfermedad es tan solo una degeneración de esa depresión. La bulimia es un trastorno alimentario y psicológico caracterizado por la adopción de conductas en las cuales el individuo se aleja de las formas de alimentación saludables consumiendo comida en exceso en periodos de tiempo muy cortos, también llamados “atracones”, seguido de un periodo de arrepentimiento, el cual puede llevar al sujeto a eliminar el exceso de alimento a través de vómitos o laxantes. El temor a engordar afecta directamente a los sentimientos y emociones del enfermo, influyendo de esta manera en su estado anímico.

Como Jin sabe que no va a obtener nada más de la persona a su izquierda prefiere mirar a otro lado, al lado opuesto de Jeon en donde un chico encogido en una sudadera negra mira sus pies en el suelo.

–Jimin, por favor. ¿Quieres presentarte?  –El chico de cabello oscuro y mejillas enormes alza la mirada haciendo que sus ojos, que parecían endebles líneas escondidas, sean unos grandes ojos temerosos y temblorosos. Mira a todos lados como si realmente se sintiera amenazado por la atención sobre él y a cada par de ojos que se suma a su cuerpo, poco a poco se encoge más en el asiento dejándose camuflar por la sudadera que es varias tallas mayor que él. Esconde sus manos en las mangas, mete los pies bajo la silla y niega rápido y repetidas veces el rostro cerrando los ojos y haciendo, evidentemente involuntario, un puchero con sus labios. Daría la sensación de que simplemente es infantil, aún un niño, pero el chico delante de nuestros ojos tiene ya veinte años y su único problema es la baja autoestima que le domina.

Su enfermedad es la permarexia, la obsesión por contar las calorías de todos los alimentos que se ingiere. Quienes sufren este trastorno suelen privarse de ciertos grupos de alimentos por tiempo prolongado, lo que puede traer consecuencias nefastas para la salud. Las personas con permarexia siempre están a dieta y les preocupa mucho la idea de subir de peso, tanto es así, que el hábito de contar calorías se transforma en obsesión. ¿Su detonante? Las revistas de moda y la sociedad capitalista opresora.

Todo este problema le causa una evidente falta de autoestima, lo que le lleva a no socializar y a frustrarse con frecuencia. Por eso se limita a negar con el rostro esperando que la benevolencia del doctor le permita pasar de largo cuanto antes. No soporta tener la mirada del recién llegado sobre sus ojos. El doctor suspira, mirando al único que no ha hecho acto de presencia aun.

–¿Yoongi? –Entonces nuestros ojos y los del resto de la sala se dirigen al mismo punto. A un chico que había intentado pasar desapercibido desde el principio. No ha mirado de más a nadie como para hacerse notar y tampoco ha soltado una sola palabra. Aún no hemos oído su voz, por no decir que no vemos nada de él a pesar de la mitad de su rostro, escondido el resto por una gorra negra con dos anillas atravesando la visera. Tan solo con ello nos damos cuenta de que es un chico bastante pálido y eso no es sino una preocupación  más sumada a nuestra memoria, porque la palidez puede no ser genética. Dado el sitio en el que estamos, puede ser incluso una carencia de vitaminas que le hagan verse en ese mal estado. Sin embargo no tenemos conocimientos sufrientes como para juzgar y nos limitamos a observar mejor su físico en lo que él frunce los labios pensando que decir.

En la parte superior de su cuerpo porta una sudadera parecida a la de Jimin, negra, con gorro, con mangas más grandes que sus propios brazos donde puede ocultar sus manos. Sin querer y sin que se dé cuenta podemos ver casi de refilón una pulsera de goma elástica negra entre sus dedos, jugueteando con ella para aliviar el nerviosismo. Sus facciones son duras, firmes, al menos en comparación con las adorables y suaves líneas del rostro de Jimin que sigue con ojos cerrados.

En sus piernas vemos unos pantalones holgados de chándal que no le quedan grande, al contrario, podemos ver bien las delgadas líneas de sus piernas, por lo que nos hacemos una idea de cómo es el resto del cuerpo. Ni siquiera vemos más debajo de la barbilla porque la sudadera le oculta el cuello. En sus pies, unas zapatillas de deporte y unos calcetines largos que nos oculten su piel.

–Soy Yoongi. –Dice tras haber rumiado las palabras–. Tengo veintidós años.

–Por favor, YoonGi, déjale que vea tu rostro… –Le sugiere el doctor pero YoonGi bufa unos segundos y tras pensar largo rato si debe hacerlo, se quita la gorra con cuidado de que no se descubran sus manos y coge la visera con cuidado desordenando su pelo al quitarla. Su cabello negro y brillante al principio es lo que llama la atención de todos pero después no podemos evitar dirigir nuestra mirada a sus labios enrojecidos, cortados y maltratados. No están hinchados y tampoco tienen restos de sangre, por lo que podemos entender que no han sido heridas recientes, pero que aún debe dolerle es seguro. En el labio superior tiene un corte central, en el inferior hay varias heridas y cortes distribuidos a lo largo de toda la superficie. No hace sino endurecer su expresión, al contrario de hacerla más débil o fea. Los ojos de Jeon se abren, asombrados–. ¿Cuándo te has hecho eso? –Pregunta de repente el doctor palmeando desconforme la carpeta sobre su regazo.

–Anoche.  –Dice YoonGi como si nada. Con una voz hierática y fría, lo que nos pone los pelos de punta. Jeon mira alternativamente a doctor y paciente mientras el resto parece acostumbrado a la escena. Tanto que no prestan la mínima atención. El suspiro de Jin pone a todos en vilo y tras unos segundos, habla.

–Ya hablaremos tú y yo más tarde. Ahora, preséntate para que esto pueda terminar ya.

–Llevo aquí dos años. –Le habla a Jeon. Este intenta atender pero no puede evitar mirar los labios de su interlocutor, lo que le hace al otro sentirse un poco cohibido–. Porque tengo sadorexia.

Jeon frunce sus ceño unos segundos y YoonGi se le queda mirando con aire ofendido. Jeon se dirige ahora al doctor.

–¿Qué es eso? No lo he oído en mi vida. –Jin está a punto de hablar, ya abre sus labios para vocalizar pero Hoseok al lado de YoonGi habla primero, en un tono nervioso y rudo. Enfadado. Ofendido.

–Pues lo mismo que tengo yo, anorexia. Pero mientras que yo, cuando tengo hambre, me aguanto, él se mutila. –Yoongi y él cruzan varias miradas de odio y Jin intenta intervenir de nuevo, pero YoonGi se le adelanta.

–Cállate, Hoseok…

–¡Muéstrale tus brazos! ¡Vamos! ¡Enséñale al doctor todos los nuevos cortes que te has hecho!

–¡Basta! –Interviene Jin antes de que ambos dos lleguen a las manos.– Basta ya…

–¡Haz que se callen! –Grita Jimin, que está sentado cerca de ambos–, y al dirigir la mirada a él vemos como sus manos enfundadas en las mangas de la sudadera cubren sus oídos mientras cierra los ojos con fuerza. Seguimos la sala con la mirada para ver a un TaeHyung absorto en sus pensamientos mientras mueve sus pies con un tranquilo vaivén. Namjoon observa todo con una sonría altiva, Jin se levanta y comienza a gritar. Jeon es el único que no se ha movido en su expresión y observa todo confuso y asustado. Nosotros nos quedamos sobre el hombros de Jeon observando la escena desde su perspectiva durante unos minutos hasta que todo parece calmarse y Jin regresa a su asiento para colocarse el pelo y la bata. Deja la carpeta sobre su regazo y mira a Jeon para intentar responder a la pregunta que le hizo antes de que toda la discusión se armase.

–La sadorexia, o llamada coloquialmente la dieta del dolor, es una combinación del comportamiento anoréxico, bulímico y ortoréxico con un maltrato corporal y el empleo de métodos de adelgazamiento masoquistas. Es un desorden alimentario que conjuga la anorexia con sadismo o con la conjugación permanente de comportamiento anoréxicos con unas técnicas renovadoras de adelgazamiento de masoquismo severo. Este “método” se emplea para llegar a conseguir una delgadez extrema, una delgadez que solo es visible para los ojos de los demás, pues la persona que padezca este tipo de enfermedad, adelgazará sin control y llegará a un punto en que sea imposible de mirarse de manera objetiva y pueda tener un final. –Las palabras del doctor intentan ser objetivas pero los ojos de Yoongi se ocultan en sus manos escondidas sobre su regazo. Jungkook no puede evitar mirarle–. Las personas con sadorexia, son personas con baja autoestima, deprimidas, pueden que le hayan llevado a esta enfermedad algún tipo de problema familiar, social u emocional y que desembocan en la sadorexia para buscar una salida. Son capaces de llegar incluso al suicidio si no se aceptan como son.

Los ojos de Jeon brillan por el miedo, la tristeza, posiblemente por la empatía, pero no es capaz de comprender hasta qué punto él puede encajar en un sitio así. Sus pensamientos se rompen al ver como Yoongi alza los ojos para mirar en él la reacción por las palabras de Jin. Yoongi le mira con enfado. Jeon ya no puede mirarle con los mismos ojos que antes.

 


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